La pendiente formada por la rampa de estacionamiento se reproduce en el restaurante, donde se encuentran una serie de asientos que rompen este espacio y se convierte en un lugar de observación y exhibición. Su apertura hace que sea un sitio para ver y para ser visto, al tiempo que permite la comunicación. Esta idea también se repite en la pantalla que abarca la porción media de la fachada, la cual sigue un patrón reconocible que ha sido transformado a través del aumento de su escala y proporción. En la parte superior da la impresión de soportar una masa pesada y sólida. En su parte inferior, es un ventanal de exhibición en constante movimiento y cambio, pues los parroquianos se convierten en parte de la fachada.